El tráfico ilícito de mercancías falsificadas y sus consecuencias
El comercio internacional de mercancías falsificadas es un negocio en auge vinculado estrechamente a grupos de delincuencia organizada conectados con otras prácticas ilícitas como el blanqueo de capitales1. Este negocio ilícito conlleva importantes consecuencias sociales, medioambientales, éticas y para la salud, de las que los ciudadanos que directamente participan en él, como compradores de los productos, no suelen ser conscientes. Es el caso de determinados medicamentos, juguetes, cosméticos, repuestos de vehículos o productos alimenticios cuyo uso o consumo puede ser peligroso o perjudicial para la salud2.
El coste económico para los fabricantes y el impacto global en impuestos y derechos de aduana resulta asimismo patente. Según el estudio realizado en julio de 2015 por la Oficina de la Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), sita en Alicante, las falsificaciones en el sector de la moda en el ámbito de la Unión Europea suponen unas pérdidas para los fabricantes, minoristas y distribuidores del sector de 26.000 millones de euros al año, una reducción de ingresos de las administraciones públicas de 8.000 millones de euros y una pérdida de 363.000 puestos de trabajo3. Este sector es uno de los más perjudicados debido a las numerosas falsificaciones de ropa, calzado y complementos existentes, de fácil acceso principalmente a los jóvenes a través de las compras on-line. Seguido del sector tecnológico, en el que las falsificaciones de móviles y sus accesorios (como fundas o carcasas) continúa en alza.